Se evitará el roce y el punzonamiento con elementos duros que puedan dañar el suelo y zócalo, así como la presencia de humedad.
Se evitará la caída de objetos punzantes o de peso que pudieran dañar o incluso romper el piso.
Se evitarán las rayaduras producidas por el giro de las puertas o el movimiento del mobiliario que carezca de protección en los apoyos.
Se evitará la insolación excesiva porque puede ser motivo de cambio de color, dilatación u otras alteraciones.
Se evitarán las humedades, sobre todo si el material no ha sido diseñado para soportarlas.
Se colocarán felpudos en todas las puertas que den al exterior, tanto en la parte interior como exterior.
PRESCRIPCIONES
El tipo de uso deberá ser el adecuado al material colocado (grado de dureza), para que no sufra pérdida de color ni deterioro de la textura exterior.
Deberán repararse los desperfectos que se observen en cualquier lama lo antes posible, para evitar males mayores.
Deberán limpiarse los solados de madera: en general, pasar una mopa o aspirador es suficiente para la limpieza diaria del polvo. Si se considera que no es suficiente, puede utilizarse un trapo o fregona húmeda (siempre bien escurrida) y agua tibia. Para manchas resistentes se debe utilizar un detergente no abrasivo.
Deberá repararse el revestimiento con los mismos materiales utilizados originalmente y en la forma indicada para su colocación por personal especializado.
PROHIBICIONES
No se admitirá el encharcamiento de agua que, por filtración, puede afectar a la losa y a las armadurías del mismo o manifestarse en el techo de la vivienda inferior y afectar a los acabados e instalaciones.
No se superarán las cargas máximas previstas.
No se utilizarán productos jabonosos en su limpieza.
MANTENIMIENTO
POR EL PROFESIONAL CUALIFICADO
Cada 5 años:
Inspección general del piso, procediéndose a las reparaciones necesarias bajo dirección de técnico competente.